Quiero retomar algunas ideas de Edgar Morin, “Siete saberes necesarios a la educación del futuro”. Retoma la idea de que la misión espiritual de la educación es enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Las dos comprensiones: la intelectual y objetiva, y la humana intersubjetiva. Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de simpatía y generosidad. La comprensión del sentido de las palabras del otro, de sus ideas y de su visión del mundo siempre está amenazada por otros lados. La incomprensión de sí mismo es una fuente muy importante de la incomprensión con los demás.
Por lo tanto, considero que en la educación no existe una varita mágica que todo lo promueve, mas sin embargo la educación es la clave. La educación debe reformar el pensamiento, pero las mayores resistencias suelen venir de los mismos educadores, encerrados en su disciplina, en su propia forma de ver las cosas. Es necesario cambiar el espíritu para cambiar instituciones, pero también hay que cambiar las instituciones para que cambien los espíritus. Hay que empezar por algún sitio. Nunca es tarde para cambiar, debemos estar siempre dispuestos a ser mejor, predicar con el ejemplo y sobre todo con el gran sentido de responsabilidad y compromiso. La preparación continua es la mejor arma para enfrentar los retos y dificultades. Somos capaces, pero sometidos a retos. Vale la pena intentarlo. Lo que no mata le hace más fuerte.
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